Los croatas fueron siempre por delante en el marcador ante una selección francesa que jugó siempre a medio gas, sin forzar en exceso para evitar lesiones ante los partidos de semfinales que se presentan durísimos, y de paso estudiando concienzudamente a su rival para un hipotético enfrentamiento en la final. Y es que ambas selecciones estaban clasificadas de antemano para semifinales, lo que redujó la tensión entre ambos equipos y permitió a la hinchada croata disfrutar de una victoria más de su selección.
Ahora, en el cruce de semifinales, a Croacia le toca medirse mañana a Polonia, que derrotó en el otro grupo Noruega (31-30), mientras que los franceses tendrán que pelear contra la correosa Dinamarca, que dejó en la cuneta a la poderosa y actual campeona del mundo Alemania por un ajustado 25-27. Los alemanes tendrán que jugarse el quinto puesto con los húngaros, una selección que prometía mucho pero que se ha desinflado ganando con apuros a Corea del Sur.
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