9 de marzo de 2009

Diáspora Croata en América

Los croatas de Argentina

Los croatas empezaron a emigrar a Argentina en mayores cantidades a partir del año 1848. Existen los primeros datos seguros para el jesuita croata Nicolás Plantić, nacido en Zagreb en 1720. Él era profesor de lógica en la Universidad Jesuita de Córdoba. Entre los primeros emigrantes encontramos también al empresario constructor Buratović de la isla de Hvar, quien ya desde el año 1860 construía carreteras, casas y ferrocarriles por toda Argentina.
La segunda ola de emigración ocurrió entre el 1918 y 1939, cuando a ese país viajaron croatas de Lika, Kordun, Eslavonia y Srijem. Estos emigrantes fueron inscritos en documentos oficiales argentinos no como croatas sino según los entonces países de su proveniencia: austriacos, yugoslavos, húngaros, eslavos, dálmatas.
La tercera y la última ola de emigración ocurrió luego de la Segunda Guerra Mundial entre los años 1945 y 1956, cuando en Argentina entraron 20.000 emigrantes políticos croatas.
El mayor mérito para la emigración de croatas luego de la Segunda Guerra Mundial tuvo fray Blaž Štefanić, quien en el año 1939 llegó a Argentina como misionero encargado de emigrantes croatas.
El entonces presidente de la República Argentina, Juan Domingo Perón, se puso de acuerdo con el director de la emigración y dio su consentimiento a la entrada de 35.000 croatas en Argentina. Se estima que en Argentina viven alrededor de 250.000 personas de descendencia croata (actualmente en Argentina viven 8.000 croatas nacidos en Croacia).
Aunque a finales del siglo XIX Nikola Mihanović fue el fundador de la marina mercante argentina, y varios croatas se destacaron en otros campos de la vida pública argentina, la mayor parte de los croatas en ese país pertenecía a las clases pobres de la sociedad. Los emigrantes de la primera ola pudieron ocupar vastos espacios en las estancias y criar ganado. Varios se mudaron al sur del país y ahí se ocupaban de pequeño ganado. Esos emigrantes tenían problemas con el aprendimiento de la lengua española y al mismo tiempo empobrecieron el conocimiento de su lengua materna, croata. Conseguían el ascenso por la escala social casándose con muchachas locales, pero muchos quedaron solteros.
En Buenos Aires se encuentra el centro de Dirección Espiritual de la Comunidad Católica Croata en Argentina, encabezado por fray Ilija Kozina. Él está en contacto permanente con las colectividades croatas de Argentina. La iglesia es dedicada a San Nicolás Tavelich, mientras que el centro es popularmente conocido como «Tejar», según el nombre anterior de la calle en la que se encuentra. En San Justo se encuentra la iglesia dedicada a San Leopoldo Mandić, encabezada por fray Jozo Peranić. En el barrio Juan Vucetich, en el norte de Gran Buenos Aires se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de Marija Bistrica y la escuela que lleva el mismo nombre. Ahí se llevan a cabo peregrinajes anuales. En el barrio «Dock Sud» actúa el centro de Hermanas de Misericordia, con iglesia y escuela «Cristo Rey», que cuenta con 800 alumnos. En el plan social desde hace 30 años en Buenos Aires actúa el «Caritas Croata Alojzije Stepinac», que recolectó el dinero y construyó un geriátrico en los alrededores de Buenos Aires.

Los croatas de Brasil

Los croatas emigraron a Brasil en dos olas. La primera ola de emigración ocurrió a comienzos de los años 20 del siglo pasado, cuando Brasil necesitaba obreros agricultores. El mayor número de esos emigrantes croatas provienen de Dalmacia e Istria. Ellos en general se asentaron en la zona del Estado y ciudad de San Pablo. Se estima que en el año 1939 en Brasil vivían 15.000 croatas. Después de la Segunda Guerra Mundial a Brasil llegaron los refugiados políticos. Hoy día se estima que en Brasil viven entre 30 y 50 mil croatas. La mayor parte vive en San Pablo, mientras que existe también una pequeña colonia de emigrantes croatas en Rio de Janeiro.
El nivel de educación de croatas de Brasil es muy variado. Los croatas que emigraron en el período de entreguerras en general tienen un nivel de educación bajo. Pero, en el sentido socioprofesional, ese grupo es muy homogéneo porque se trata en su mayor parte de agricultores y artesanos. Puesto que una economía moderna organizada estaba en estado de creación, unos entraron en fábricas, mientras que otros fueron atraídos por el comercio.
En el sentido socioprofesional el grupo de emigrantes después de la Segunda Guerra Mundial era mucho más heterogénea: intelectuales, varios profesionales libres, comerciantes, etc. No eran monolíticos, ni política ni ideológicamente. Esa diversidad facilitó otro tipo de interacción con la sociedad brasileña, con una mayor capacidad de organización y movilización de sus miembros. Pero, ambos grupos tienen una cosa en común: sus descendientes se asimilaron en la sociedad brasileña y no dominan la lengua croata.
De los emigrantes croatas de Brasil cabe destacar al profesor Željko Loparić que ejercía la función del primer Director de la Oficina de la República de Croacia en Brasil. También es conocida Ana Gloz, hija del compositor croata Eduardo Gloz. En Brasil vive también Zora Seljan, escritora e hija del explorador croata Stipe Seljan.
La enseñanza de la lengua croata se organiza en dos hogares croatas, y la llevan a cabo dos señoras mayores croatas. En la “Asociación de amigos de Dalmacia” Olga Seman da clases de croata según el método audiovisual del profesor Guberina. Se usan libros “Reci mi hrvatski” de Dinka Juričić y “Dobro došli” de Jasna Barešić. En la Asociación “Croatia Sacra Paulistana” Katarina Vidmar da clases de croata. Ambas asociaciones destacan que no dan clases para niños porque no tienen libros de texto adecuados. Nuestros emigrantes de Brasil están muy interesados en libros en la lengua croata, especialmente en diccionarios, cuentos de hadas, libros de cuentos, etc. Cada sociedad publica un pequeño boletín trimestral en la lengua portuguesa. En la Asociación “Croatia Sacra Paulistana” el boletín se llama “Conexão-Brasil-Croacia” (Veza Brazil-Hrvatska); es gratuito lo publica Katarina Vidmar. El boletín de la otra asociación se llama “Jornal de Sociedade Dalmacia”, que también es gratuito. En Brasil también tenemos desarrollada la red de internet: “Pagina Brasileira da Croacia” (Brazilska stranica o Hrvatskoj). Está compuesta en la lengua croata y la dirección es http://planeta.terra.com.breducacao.croacia/.
En Brasilia se encuentra la Embajada de la República de Croacia, mientras que en San Pablo existe el Consulado Croata encabezado por el Consul Honorario Oswaldo Julio Mueller de Silva.

Los croatas de Chile

Una parte de la gran ola transcontinental que en la segunda mitad del siglo XIX salió de Croacia, se detuvo en la costa chilena. En este país se encuentra el mayor número de descendientes de croatas luego de Bosnia. Los primeros croatas que podemos considerar emigrantes, llegaron a la Tierra del Fuego. El primer flujo de esos inmigrantes ocurrió luego del descubrimiento de yacimientos de oro en la isla de Lenox, pero desilusionados en ese emprendimiento audaz, la mayoría de emigrantes abandonó el trabajo y se asentó en Punta Arenas y Porvenir en vastas haciendas (estancias) donde había mucho trabajo en la ganadería. En esos años fue observado el crecimiento económico de la zona del sur chilena; Punta Arenas ya no era un lugar de mala reputación, sino se desarrollaba en una estación importante para el suministro con carbón y carne para muchos barcos a vapor para la navegación costera y veleros que navegaban alrededor de la costa occidental de América, mientras todavía no estaba abierto el Canal de Panamá (en el año 1924). En el año 1878 llegaron a Punta Arenas Mate Paraviæ de Bakar y Petar Zambelić de Boka Kotorska. Marineros de profesión, ambos eran exitosos propietarios de buques para la navegación por el Estrecho de Magallanes. En 1885 Marijan Matulić de Postire se destacó como pionero de la numerosa inmigración de la isla de Braè. Más tarde encontramos a croatas en el norte de Chile, en las regiones de Tarapaca y Antofagasta. Mientras que «el oro amarillo» era de naturaleza pasadiza, en el norte la salitre, «el oro blanco», era fuente de gran bienestar para Chile.
A comienzos del siglo XX, luego de que la enfermedad de filoxera arrasó con los viñedos de Braè, gran parte de los isleños agricultores emigraron a Chile. Luego de la Primera Guerra Mundial hubo poca emigración, mientras que después de la Segunda, ya ni le había. Con el desarrollo industrial y económico de Santiago de Chile, la mayor parte de croatas se mudó a esa ciudad, de manera tal que hoy en día en Santiago de Chile vive la colonia croata más numerosa.
Actualmente en Chile viven 900 ciudadanos croatas (personas nacidas en la República de Croacia o personas que consiguieron la ciudadanía croata en virtud del Artículo 11 de la Ley de Ciudadanía de la República de Croacia). El Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Chile evalúa que en ese país actualmente viven 380.000 personas consideradas de ser de descendencia croata, lo que es un 2,4% de la población total de Chile. La mayor parte de esas personas se asimiló en la sociedad chilena.
La estructura social y la estructura de emigrantes croatas: desde hace un siglo y medio los croatas viven en la Patagonia en el sur, como también en el desértico norte, dando un matiz especial a la vida de ese país sudamericano. En condiciones climáticas desfavorables ellos eran los colonizadores y los civilizadores, mostrando una perseverancia extraordinaria característica para los pioneros. Recién luego de la Primera Guerra Mundial los croatas- especialmente las generaciones nacidas en Chile- se orientan hacia el centro del país, Santiago de Chile. Luego de la “fiebre de oro”, los croatas, llenos de cicatrices, empiezan a hacer otros trabajos. Los que quedaron en la Tierra del Fuego se ocupan de ganadería, mientras que los que vivían en Punta Arenas, se dedicaron a profesiones urbanas; la mayoría eran mercaderes. En el sur del país los croatas hacían varios trabajos: obreros portuarios, pescadores, pequeños comerciantes, empleados, constructores, hosteleros, ganaderos. Pocos croatas en el sur del país se enriquecieron: los hermanos Bonaèić eran empresarios como fundadores del primer astillero en Punta Arenas, los hermanos Pasinović renombrados comerciantes y cazadores de lobos marinos, mientras que los hermanos Kusanović eran famosos y ricos ganaderos.
A principios los croatas eran comerciantes en el norte también, y luego el capital acumulado lo invertían en grandes negocios, especialmente en la industria de salitre (hermanos Buratović y Palaversić de la isla de Hvar). Hete aquí que en 1895 de 172 sirvientes del Imperio Austro- Húngaro- por aquí entendemos croatas- 111 eran comerciantes, 41 empleados privados, 4 eran albañiles, 2 herreros, 2 ingenieros, 4 mecánicos y 1 pintor. Estructura social parecida no se encuentra en ningún lugar de la época entre nuestros emigrantes. Ahí crecieron los más exitosos emigrantes croatas – empresarios, hasta la Primera Guerra Mundial. Luego de esa guerra la política económica de Chile intentaba promover la industria y recién entonces los croatas se dirigen camino a Santiago y Valparaiso. La segunda y la tercera generación de emigrantes croatas tienen un campo de acción más largo y más amplio; gradualmente ocupan posiciones importante en la sociedad, por ejemplo como médicos, ingenieros, abogados, profesores, periodistas, funcionarios estatales y hasta como políticos.
La mayor parte de emigrantes croatas de Chile pertenecen a la población de alta educación, y son considerados un grupo de emigrantes muy renombrados. Existe un número muy pequeño de retornados o inversores potenciales, interesados en Croacia; la única excepción es Andrónico Luksich, en cuyas empresas hoy en Croacia trabajan varios jóvenes gestores y expertos chilenos. Según los sondeos del año 1990 (Dane Mataić Pavičić) en las universidades chilenas actuaban alrededor de 140 profesores y lectores, como también 80 periodistas de descendencia croata. Entre escritores chilenos encontramos a 70 literarios de descendencia croata, unos quince sacerdotes y dos obispos. Dos croatas fueron candidatos para la Presidencia de Chile. En casi todos los gobiernos croatas luego de la Segunda Guerra Mundial hubo ministros de descendencia croata. Una decena de croatas fueron galardoneados con el máximo reconocimiento nacional que se otorga a los individuales más meritosos. Las clases de la lengua croata se organizan en Punta Arenas y Antofagasta, llevadas a cabo por dos maestras de Croacia financiadas por el Ministerio de Ciencia, Educación y Deportes de la República de Croacia. Las clases son facultativas, en las escuelas no hay hijos de emigrantes croatas y el programa entero necesita revisión. Se considera que sería mejor gastar el dinero de otra manera- organizando Cátedra- lectorado de la lengua croata en una universidad chilena.
En Santiago de Chile, en el «Estadio Croata» fue organizado el curso inicial de croata, pero en general todos los cursos existentes se reducen a la presentación de la cultura y la historia, según intereses y nivel de educación del maestro. Con el propósito de preservar la identidad croata, se prefiere poner el acento sobre la música tradicional y el folklore. Hay muy poco interés en libros en la lengua croata porque pocos dominan la lengua. No hay publicaciones en la lengua croata en Chile, pero las colectividades croatas de Punta Arenas, Iquique y Antofagasta publican boletines periódicos. Dos programas radiales con temática croata se transmiten en Punta Arenas. Últimamente en Santiago se ha observado una fuerte actividad de la asociación central de emigrantes croatas, «El Estadio Croata», y la diversidad de sus acciones se nota en las páginas web . En Chile existe un gran número de asociaciones croatas, entre las cuales destacamos: el «Estadio Croata» de Santiago, «El Club Croata» de Punta Arenas, la Sociedad Croata de Socorros Mutuos de Antofagasta y el Club Croata de Iquique.
En Chile no hay ninguna misión católica croata. El encargado de la Misión Católica Croata del Perú, con sede en Lima, padre Drago Balvanović, se ocupa formalmente de la pastoral católica croata de Chile. En ese país sudamericano existen dos obispos de descendencia croata, pero no dominan la lengua.

Los croatas del Perú

Los primeros emigrantes croatas empezaban a llegar al Perú ya en el siglo XVI. Las crónicas relatan que en el año 1573 el terrateniente de Dubrovnik Basilije Basiljević, como miles de otros europeos, intentó hacer la fortuna en los países de Sudamérica. Se dirigó al Perú atraído por la leyenda de El Dorado, vieja ciudad de los Incas, llena de secretos y riquezas. En Cusco, la capital de los incas, los conquistadores construyeron 28 iglesias. Una de ellas era la iglesia de San Blas, construida por marineros croatas y Basiljević. Luego de él al Perú llegaron los apellidos como Divočić, Škrabonja y otros. Esa primera ola de inmigración era exclusivamente individual. Se observa un mayor número de emigrantes croatas al Perú recién en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX. La mayoría eran de Dubrovnik, pero también provenían de otras partes de Dalmacia y Primorje. Un número relativamente pequeño de croatas emigró al Perú luego de la Primera Guerra Mundial. A finales del siglo XIX florecía el trabajo de exportación de abono de guano, y entraron en ese trabajo, y lograron algunos croatas la familia Bjelovučić de la isla de Pelješac y Tomas Dorić. Con la liberación del gobierno colonial y el establecimiento de la República del Perú, el estado peruano inicia la minería, lo que incitó a muchos croatas a asentarse en los Andes y entre los primeros empiezan con la explotación de cobre, oro y plata. De esta manera a finales del siglo XIX en el pueblo andino de Cerro de Pasco los croatas- en su mayoría de la región de Dubrovnik- representaban la colonia de extranjeros más significante.
Luego de la Segunda Guerra Mundial al Perú llegó un grupo de alrededor de mil emigrantes políticos croatas de todas las partes de Croacia. El sentimiento nacional de esos emigrantes era bastante destacado, a diferencia de los viejos emigrantes que cultivaban patriotismos locales de manera tal que en su Hogar en Lima prevalía una total atmósfera de Dubrovnik con la estatua de San Blas. Entre los viejos y los nuevos emigrantes, desgraciadamente, no hubo ningún contacto.
Puesto que se trata de un proceso de emigración que duró varios siglos, pero por la mezcla de rasas y diferencias sociales, hoy no es posible determinar el número exacto de personas de descendencia croata que viven en el Perú. Según algunas hipótesis ahí viven alrededor de 400 croatas nacidos en Croacia, como también otras 6 mil personas de origen croata.
La estructura social y el estatus de emigrantes croatas: el nivel de educación de nuestros primeros emigrantes era bastante bajo. Varios trabajaban en la construcción de ferrocarriles, en minas, en la excavación del abono de guano, y los emigrantes después de la Segunda Guerra Mundial llegaron pobres, pero lograron subir la escala social en su mayor parte a través de la industria peradarstva. Se asentaron generalmente en los pueblos de Santa Clara y Ñaña cerca de Lima. Así en Ñaña encontramos a la familia Rogić de Benkovac, que ahí tenía una fábrica avícola con más de 20 mil pollos. Pero, los descendientes se asimilaron rápidamente, y no tenían mucho interés en la patria de sus padres, pero se hicieron famosos y ocupaban cargos importantes en la sociedad. Luego de la Segunda Guerra Mundial llegó por primera vez un mayor grupo de croatas de todas las partes de Croacia y Bosnia- Herzegovina. Algunos realizaron buenos resultados profesionales, como por ejemplo los hermanos Orliæ en la industria pesquera, Uoviæ en minería y Burin en la industria avícola. Algunos se hicieron famosos artistas, como por ejemplo los pintores Doviðenko, Ronèeviæ y Karada. Pedro Dujmović tenía gran reputación en el campo de cultura, los hermanos Zlatar en la medicina, etc. De todas formas cabe mencionar a Baldo Kreselja, hijo de emigrantes croatas de la isla de Pelješac, quien el día 16 de febrero 2004 asumió el cargo del Ministro de Justicia del Perú; Kreselja es profesor de derecho internacional económico.
En Lima es activa la Colectividad Croata «Dubrovnik», cuyo presidente es el Sr. Željko Siè. La dirección de la asociación es: Av. San Felipe 568 Jesús María. En Santa Clara encontramos el Club Croata «Jadran». Existe sólo una misión católica croata para el Perú y los países de Sudamérica (Chile, Paraguay, Bolivia, Ecuador y Colombia), mientras que el director de la misión Vicaria Pastoral Croata y Parroquia San Leopoldo es mons. Drago Balvanović, Calle 10, San Borja, Lima 41, Perú.
Desde el año 1936 en Puente Piedra son activas las Hijas de la Misericordia que tienen un instituto para niños pobres. Las monjas – en su mayor parte de Paraguay, Chile y el Perú- son de la orden fundada por Marija Petkoviæ de Jesús Crucificado, croata de la localidad de Blato de la isla de Korèula. Fray Gerardo Antun Žerdin, fransiscano de la provincia franciscana croata de San Cirilo y Método, fue nombrado por el papa Juan Pablo II para el cargo del obispo titular del obispado de Tuca Terebentin y obispo auxiliar del Vicariato Apostólico de San Ramón en el Perú.

Los croatas del Uruguay

Los primeros emigrantes croatas del Uruguay se mencionan ya en la segunda mitad del siglo XVIII. Se trata de nuestros marineros que abandonaban buques venecianos y españoles y se quedaban en Sudamérica. El testimonio más antiguo de ello es el testamento de Šimun Matulić del año 1790, en el que se destaca que él nació en Postire, isla de Brač, en la República Veneciana. En el testamento se mencionan otros nombres y apellidos de los croatas a los que Matulić nombró a que se ocuparan de sus propiedades en Buenos Aires y Montevideo. En el año 1837 llegó a Montevideo de la localidad de Sutivan en la isla de Braè el navegante Filip Lukšić, quien ahí se hizo la fortuna. En aquella época llegaron al Uruguay otros emigrantes croatas, generalmente marineros. Una más significante emigración de los croatas, la mayoría de Dalmacia, llegó a Uruguay a finales del siglo 19, pero esos emigrantes no lograron fundar una colonia de emigrantes ni dejar una huella más profunda en la vida de su nueva patria. Entre los años 1924 y 1936 empezó una mayor emigración de los croatas al Uruguay, generalmente a Montevideo. Algunos se asentaron en Cochillas (cantero) Colonia y Carmelo. Se considera que hoy en Uruguay viven alrededor de 5 mil personas de origen croata.
Los primeros emigrante eran marineros, y los que se asentaron en el siglo 19 eran agricultores. Casi todos los emigrantes nuevos se asentaron en Montevideo, donde trabajaban en industria, comercio y servicios públicos. Un grupo de ellos trabajaba en el cantero de Cochillas, mientras que los croatas de Colonia y Carmelo eran marineros. Después de la Primera Guerra Mundial la vida de nuestros emigrantes del Uruguay era difícil, pero durante el tiempo lograron establecer una vida segura. Algunos se dedicaron a la agricultura, otros a la navegación, mientras que el mayor número trabajaba en ingeniería civil y comercio. Hoy día la mayoría de descendientes croatas que viven en Uruguay son de segunda, tercera o cuarta generación, pero en principio tiene buen estandard de la vida y de educación. Por lo tatno no hay que esperar su retorno a Croacia, excepto en casos individuales.
En Montevideo hoy existe el Consulado Honorario de la República de Croacia, y lo tiene el Consul Honorario Eduardo Antonich. En Montevideo los emigrantes croatas celebraron el 76 aniversario de existencia del Hogar Croata Montevideo, que es activo sin interrupciones desde su apertura en la dirección: Luis Alberto de Herrera 3981, Montevideo, tel.: 00589 2 481 0681. El Presidente del Hogar es el Sr. Fedor Jaugust. En el Hogar se reunen los descendientes croatas, existe también la sección deportiva (ajedrez y fútbol), como también una biblioteca. Existe también la Cámara de Comercio Uruguayo- Croata (Av. Millan 2580, Montevideo) cuyo Presidente es Francisco Krešimir Čizmić. En Uruguay no hay misión católica croata, pero padre Jozo Peranić de Buenos Aires viene a veces y da la misa para nuestros emigrantes.
Los emigrantes croatas son interesados en libros en la lengua croata, antes que nada para los manules de aprendizaje de la lengua croata. Todos los domingos en Montevideo se transmite el programa radial en las lenguas croata y española para los miembros de la diáspora croata. Los croatas del Uruguay mantienen contacto regular con la Embajada de la República de Croaica en Buenos Aires (por teléfono o por correo electrónico). En Uruguay no se publica ningún periódico emigrante. El día 8 de julio 2001 fue bendecida e inaugurada la Plaza de la República de Coraica en el famoso lugar de veraneo Punta del Este, y el mayor mérito en su apertura lo tienen los emigrantes croatas de Montevideo y Punta del Este, encabezados por el Sr. Frano Čizmić.

Fuente: Hrvatski Migracije
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