27 de abril de 2010

Karlovac – La ciudad que yace en cuatro ríos

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Pocas ciudades se pueden jactar de yacer en cuatro ríos, y una de las “afortunadas“ es Karlovac, una ciudad ubicada a 55 km al suroeste de Zagreb, a través y alrededor de la cual cruzan los ríos Korana, Dobra, Mrežnica y Korana.

El río Korana nace como continuación a los lagos de Plitvice, y su cañón oculta numerosas cascadas de entre las cuales son las más hermosas las del curso superior del río. Al llegar a Karlovac, cruza sólo por el centro de la ciudad, donde es muy apacible y suave. Cuando Europa tuvo que enfrentar al gran Imperio Otomano en el siglo XV, Viena construyó unas murallas de defensa a lo largo del río Korana. Creían que el profundo y verde río que fue llenado de trincheras alrededor de la muralla salvaría la ciudad, pero también a toda Europa de la invasión de los conquistadores turcos.

Dobra tiene su curso en la superficie y debajo de ella, y cruza entre dos montañas cubiertas de bosques verdes. Luego de que en Ogulin se sumerge, de nuevo resurge no lejos de la hidroeléctrica Gojak, donde reforzada con el agua de la hidroeléctrica se vuelve torrentoso.

Mrežnica, de un color muy verde, esconde sus secretos en el cañón, y abundan las caídas de agua y cascadas. En Karlovac, el verde Mrežnica se funde y fluye en un río más grande, Korana.

Karlovac fue levantado en el siglo XVI en forma de una estrella de seis puntas dividida en 24 bloques exactos para defensa de los turcos. Además de Karlovac sólo dos ciudades en Europa tienen esa forma – Palmanova en Italia y Novy Zamky en Eslovaquia.

La construcción de la fortaleza a cargo del entonces renombrado arquitecto Martin Gambon empezó en 1579 en el territorio de la aristocrática familia Zrinski a los pies del casco antiguo de Dubovac, y el nombre de Karlovac (Carlstadt) lo obtuvo en honor a su fundador, el archiduque austriaco Carlos de Habsburgo.

Fueron construidos muros y bastiones, y dentro de la fortaleza fueron levantados mercados, palacios, edificios militares y religiosos.

Durante los siglos XVI y XVII la fortaleza y el ejército administraron la ciudad que poco a poco cambian su cara. Fue amenizada por inundaciones y azotada por incendios. En un gran incendio en 1594 se quemó toda la ciudad. Los habitantes de Karlovac fueron afectados por epidemias de peste, de entre las cuales la más fuerte fue en 1773, cuando murió casi la mitad de los habitantes. Los turcos asediaron Karlovac en total siete veces, pero no lograron tomarla. El último asedio turco fue en 1672.

Los habitantes al estar descontentos por la severidad de la administración del ejército que impedía el desarrollo económico de la ciudad, solicitaron a la emperatriz y reina María Teresa que nombre a Karlovac una ciudad real libre y que establezca en ella una administración civil. Esto sucedió en 1776 cuando Karlovac se convierte en una ciudad libre, y en 1781 el emperador José II emite la Carta de Privilegios para la real ciudad libre con un escudo. En los siglos XVIII y XIX, Karlovac por un florecimiento económico se convierte en la ciudad comercial más importante entre el mar Adriático y la cuenca del Danubio.

Sobre la rica historia de Karlovac atestigua el Museo de la Ciudad. Está ubicado en el palacio que data de la primera mitad del siglo XVII que lo mandó a construir el general Vuk Krsto Frankopan de Karlovac, hoy en día es uno de los más antiguos ejemplos conservados de arquitectura residencial tipo Curia y levantados en Karlovac. Hoy en día conserva una colección de ciencias naturales, arqueología, historia, etnografía, cultura e historia de la ciudad y alrededores. El casco antiguo, Dubovac, ofrece la vista más hermosa a todo Karlovac. Ubicado en una colina artificial dentro del borde de Karlovac, su nombre atestigua que en la Antigüedad el paisaje estaba cubierto de bosques de robles (dub). Se menciona por primera vez en 1339 en los registros históricos de las iglesias.

Además de los numerosos monumentos históricos, Karlovac ofrece a sus visitantes una belleza natural en los verdes valles de los cuatro ríos, una rica oferta gastronómica, un paseo por los árboles de la ciudad de una antigüedad de siglos, un paseo en las antiguas carrozas acompañado de la música de los conciertos al aire libre. Para los apasionados amantes de la naturaleza, el placer de la pesca, senderos para ciclistas, rafting y canotaje en Mrežnica y Dobra. En el verano se puede refrescar en Korana, en la playa Fogino, en el mismo centro de la ciudad o incluso ir a investigar las bellezas naturales y culturales de los alrededores de Karlovac.

El alojamiento en la ciudad lo puede encontrar en tres hoteles – Korana Srakovčić, Carlstadt y Europa y en los alrededores de la ciudad están los autokamps Radonja y Slapić.

Fuente: Oficina Nacional de Turisamo de Croacia

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