El primer habitante de Split fue el emperador romano Gaj Aurelio Valerio Diocleciano quien justo en esa mansa bahía decidió alrededor del año 293 construir una elegante villa imperial de alrededor 30.000 metros cuadrados donde se retiró después de dejar el trono de emperador romano. Un turbulento siglo después de esto convirtieron la villa en ciudad, en la cual los primeros habitantes que entraron fueron de Salona, huyendo de los ávaros y eslavos. La ciudad fue creciendo fuera de los muros y el poder fue cambiando de dueño, desde los reyes croatas en el siglo X, pasando por la administración húngara y veneciana, hasta los gobernantes franceses y la monarquía Austro-húngara.
Así como los vaivenes de la historia significaron el comienzo de una población y de la vida citadina, el palacio de Diocleciano y sus bien conservados restos hoy en día es el núcleo de la ciudad, centro de todos los sucesos importantes y de la vida cotidiana de sus habitantes. Excelentemente conservado hasta la actualidad, los restos y las construcciones antiguas, junto con añadiduras de la Alta Edad Media lo hacen un complejo artístico, histórico y arqueológico de enorme valor por lo cual en 1979 fue incluido en la lista del patrimonio cultural de la humanidad de UNESCO.
El palacio está decorado con diversos detalles importados: columnas de granito y esfinges de Egipto, mármol de Italia y decoraciones esculturales de la isla de Mármara en el mar de Mármara. Aunque tenía antes que todo una finalidad residencial, el palacio es muy parecido a un cuartel militar romano. Fue construido con cuatro entradas: tres desde el continente y una desde el lado del mar.
Todo el complejo del palacio como unidad no tiene un modelo en la construcción antigua de entonces, lo que es el resultado de su función específica y su adaptación a la ubicación. Es un ejemplo extraordinario de la arquitectura romana tardía, cuando la tendencia hacia la exuberancia y lo pintoresco de las formas prevalecía sobre la moderación clásica y la claridad de las épocas pasadas. Con la muerte del emperador Diocleciano en el año 316, la vida en el palacio continúa dando refugio a los miembros desterrados de la familia imperial. Un evento clave fue la caída de Salona en manos de las tribus eslavas; cuando fue expulsada la población, encontraron cobijo dentro de los muros del palacio. Es el comienzo de la nueva vida urbana y nacimiento de la nueva ciudad de Split. En la Edad Media, entre los siglos XII y XIV, asiste a un nuevo desarrollo arquitectónico, cuando los vestigios de la construcción romana y gran parte del espacio libre de la calle y de los pórticos fueron reemplazados con casas de piedra medievales. El mausoleo del emperador fue convertido en catedral cristiana, y comienza la construcción del campanario románico de San Duje (Sveti Dujam). Los orgullosos habitantes de Split frecuentemente llaman a su ciudad “la más hermosa del mundo y alrededores“, y de acuerdo con esto es una de las ciudades más soleadas de Europa que ofrece una serie de imágenes inolvidables, mientras que los restos del palacio antiguo armoniosamente se mezclan con las construcciones de los periodos posteriores y con la vegetación mediterránea y subtropical, la palmera y la cabuya.
El eternamente joven Split, una ciudad de vivo temperamento mediterráneo, los veranos los vive de forma más bulliciosa, en una mezcla de nacionalidades e idiomas de numerosos viajeros que pasan o se detienen en este aeropuerto y puerto más grandes de la costa oriental del Adriático. Para aquellos que se queden, Split les ofrecerá su largo paseo junto al mar, que comienza en el oeste, en el parque-bosque Marjan, continúa a través de la verde península de Sustipan, pasando al lado de la riva (malecón) escoltada por las antiguas murallas del palacio y una serie de cafés, hasta Bačvice – una playa de arena natural en el corazón de la ciudad. Durante el día es el lugar preferido para jugar al picigin (juego de pelota), el deporte nacional croata, y durante las noches es el centro de reunión favorito de los jóvenes.
Para aquellos deseosos de cultura, lugares famosos se encuentran dentro del palacio – los restos de sus murallas y la entrada, el campanario de San Duje, Peristil o el museo escondido en su sótano. Además del palacio, de la catedral, de las calles de Split y sus mercados, los museos y galerías, vale la pena visitar también, no lejos de Split, los restos de la antigua ciudad de Salona, la fortaleza medieval Klis que protegió a la ciudad de los invasores del norte o sentarse en el ferry que lo llevará a alguna de las islas del Adriático Central.
En la ciudad se ofrece alojamiento en 22 hoteles, de los cuales Atrium y Le Meridien Lav son de cinco estrellas, en un campamento y en numerosas habitaciones, apartamentos y casas de inquilinos privados, mientras que los navegantes pueden encontrar seis marinas y puertos pequeños.
La ciudad en las faldas de Marjan está de tres y media a cuatro horas de Zagreb por la autopista. Se puede llegar a Split con las rutas marítimas a lo largo de la costa, desde Rijeka o Dubrovnik, desde todas las islas, pero también desde la vecina Italia cuyas ciudades están muy bien conectadas con Split, con barcos rápidos y ferries. El aeropuerto de Split une a la ciudad con Zagreb por medio varios vuelos diarios, pero también con metrópolis europeas. Desde Split al norte del país y al resto de Europa se puede llegar en tren que incluso puede transportar coches.
Fuente: Oficina de Turismo de la Provincia Splitsko-Dalmatinska
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