Otra de las formas de adentrarnos en la mágica y rica cultura croata es a través de su música tradicional, la cual acompaña gran parte de las celebraciones, acontecimientos y festivales folklóricos a lo largo y ancho de su territorio.
Empecemos por conocer el instrumento insignia de la música folclórica de Croacia, la Tambura, también conocida como Tamburitza. Se trata de un instrumento de cuerda utilizado principalmente en la región de
Eslavonia (este del país), y que también forma parte de la tradición musical de otros países como Serbia, Hungría e India.
Es muy similar a la conocida Bandurria que se encuentra en España, de hecho, los dos provienen del mismo instrumento antecesor, la Pandurria. Se caracteriza por su cuello largo con cuatro, cinco, o raramente seis cuerdas de alambre. Carece de trastes y el único acorde que genera el instrumento actúa como pedal de acompañamiento.
Las Tamburas vienen en diferentes tamaños y tonos, pero generalmente tiene una longitud de unos 90 centímetros, una caja resonadora fabricada con una calabaza, y la tapa de resonancia es claramente curvada. El mástil tiene sus lados paralelos, no presentando ningún estrechamiento vertical.
Aprender a tocar tamburitza se transmite de una generación a otra aproximadamente desde la primera mitad del siglo XIX, cuando se comenzaron a formar los primeros grupos de tamburitza para amenizar los diferentes festivales de cada pueblo al este de Croacia.
La primera orquesta de aficionados se formó en Osijek en 1847 por iniciativa de Pajo Kolaric, considerado como el primer compositor conocido de Tamburitza. Desde ese momento, el uso del instrumento se extendió por todo el país y rápidamente se convirtió en uno de sus más importantes símbolos culturales.
Al ritmo de la tambura se desprende uno de los bailes típicos tradicionales croatas, el *Kolo*, el cual se realiza en grupo, sucediendo trozos lentos y rápidos que se suele bailar en bodas y otras celebraciones por lo animado de sus movimientos. Hombre y mujeres de forma alternada forman un círculo y se agarran cruzando los brazos por detrás de la espalda. Se baila con pasos muy pequeños, casi en el sitio, los pies a ras de suelo. Los cantos y las palmas de quienes acompañan le dan mucho más colorido a la danza.
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