
LAS TRUFAS DE ISTRIA: Las primeras trufas fueron encontradas en el valle del río Mirna en el año 1929 y desde entonces las generaciones de “tartufazos” (recogedores de trufas) consiguen cada otoño esta seta que nace en las zonas húmedas del bosque de Motovun. Aquí las trufas se recolectan con ayuda de perros especialmente adiestrados, capaces de descubrir las trufas gracias a su olfato. La mejor y la más cara es la trufa blanca y algo más asequible en cuanto al precio es la trufa negra. Las trufas las hay en todo el mundo, pero las istrianas destacan por su sabor único. En Istria fue encontrada la trufa más grande del mundo, inscrita en el libro Guiness de los récords. Fue encontrada en 1999 por Giancarlo Zigante quien iba acompañado por su perra Dijana y pesaba 1,31 kilos.
PLAVAC MALI: Los viñedos adornan las colinas meridionales de la península de Peljesac desde antaño. Ese terreno bañado por el sol es ideal para el cultivo de Plavac Mali, una especie de uva autóctona cultivada sólo en Dalmacia. De ella se elaboran unos vinos mundialmente conocidos, tales como Dingac y Postup de la península de Peljesac, Ivan Dolac de la isla de Hvar o Murvica de la isla de Brac. Dingac, el vino elaborado a partir de Plavac de Peljesac, es el primer vino croata que se puede equiparar a los mejores vinos del mundo. Ha sido regalado por las autoridades croatas a personajes célebres, desde el presidente americano Jimmy Carter hasta el Papa Juan Pablo II.
SLAVONSKI KULEN: Es una especialidad tradicional de Slavonia. El proceso de elaboración del kulen dura por lo menos nueve meses y, a la hora de elaborarlo, se utilizan sólo las mejores partes de carne de cerdo e ingredientes naturales: sal, ajo y pimientos picantes y dulces molidos. En el pasado, cuando su producción era escasa, se consumía sólo en ocasiones sociales y familiares especialmente importantes (cosechas, bodas, nacimientos, bautizos…) Hoy en día, el kulen de Slavonia se ofrece a los huéspedes más importantes y se regala en ocasiones especiales.
MARASCHINO DE ZADAR: En la tranquilidad y silencio del monasterio dominicano de Zadar, a principios del siglo XVI, fue creada y escrita la receta del auténtico licor de Zadar, el cual fue preparado por primera vez por los farmacéuticos del mismo monasterio. El licor fue llamado MARASCHINO, ya que se obtiene de la esencia de los frutos maduros de la cereza dálmata maraska y de las hojas de sus jóvenes ramitas. Ya en el siglo siguiente fue muy apreciado por muchas cortes europeas como la vienesa, la italiana, la inglesa, la danesa o la belga. Un testimonio de su fama es el hecho de que el mismo Napoleón Bonaparte lo bebía regularmente después del almuerzo y la cena. De su sabor disfrutó también el emperador ruso Nicolás I, pero también fue adorado por los reyes franceses Luis XVIII, Carlos X y Luis Felipe, además de por el famoso amante Casanova, el escritor Baudelaire, el director de cine Hitchcock y muchos más. El Maraschino se sirvió, como bebida de lujo, en la primera y a la vez la última travesía del famoso Titanic.
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