8 de julio de 2010

Poesía Croata


Los poemas aquí publicados fueron tomados de la antología “Puentes. Poesía croata: diez poetas contemporáneos” (Selección y traducción de Zeljka Lovrenic), DHK / Correveidile, Zagreb -La Paz, 2007.

EL REY ESTÁ DESNUDO Diana Burazer
Él no es un rey corriente

anda y habla así como
su pueblo.
No es gordo
ni feo
y nunca lleva la corona
y el mortal
cetro públicamente.

Nunca está solo
(como ser rey si estás solo)
Detrás de él,
en vez del manto,
se arrastra la corte de los más altos súbditos.

Sus fieles
espejos móviles.

Él se mira sólo por costumbre.
Sabe
que
el nuevo traje le queda bien,
sabe
lo que los espejos aún no lo saben.

Sin embargo, se mira
con una sonrisa,
porque los espejos también tienen su papel.

Con enorme esfuerzo
contengo al niño
para que no grite.

CONTRATO CON EL POLVO Lana Derkac

El tiempo hincha el silencio
y me asienta en el polvo como a una carta
Vivo con el polvo
Hasta firmamos
mutua pertenencia, especie de contrato
En la mañana el polvo y yo
detenidos en las fracciones del lunes
parece que ayunamos
a turno
Pero es completamente móvil
su eterna bandera
Piensas ¿quién fue
el que clasificó el polvo en las recámaras?
El polvo es persistente e infinito
De nada te vale esperar su desaparición
al fin del milenio
porque se multiplica
Todos los estados son suyos
a pesar de todo, su himno es inaudible

En la superficie e trabajo de la cocina
lo coleccionas como a la manzanilla regada
para el té

HIMNO DE AMOR DE UNA PECADORA Maja Gjerek

Fui tu querida
Dormía en el polvo y almorzaba espinas,
En la ceniza y en la niebla andaba desnuda,
Te escribía mensajes en el agua, por la tierra,
Te escondía en mí misma como a un niño,
Fui tu cuchillo en la caña y la fuerza del ángel,
La mano que en la nieve desparrama confetis

Yo era tu mujer
Olía a leche y sangre,
A las heridas bajo la piel cosidas con un lápiz,
A las mañanas llenas de soledad, nubes lluviosas
Y a los clavos con los que clavaron mis dedos
A tus muñecas
Aquellos que esconden sus rostros en la oscuridad
Crueles como los siglos pasados

Me llevaron a los cadalsos, a las encrucijadas,
Me escupieron y levantaron los vestidos,
Me señalaron con el dedo y me mordieron
Mis labios con el vinagre de la manzana paradisíaca,
Se rieron y me dieron vueltas como a juguete de latón
Al viento, a los anillos de los planetas de oro mostraron,
Burlándose, mis manos vacías
Lavadas en el bautismo por las lágrimas que suman los momentos

Yo era tu destino
Abandonada en la calle, robada y triste
Como rosa que florece sólo una vez,
Y se llama Mañana, fui sirvienta y
La primera bailarina, entre nubes de papel
Y las sábanas arrugadas sin tu cuerpo,
Los tuve, los llevé orgullosamente como joyas,
Los ojos miopes de tu hijo no nacido
Era tu querida,
Cruz y dicha nunca nombrada,
Casada con el dolor, invisible en tu mesa
Y ahora sonrío tranquilamente, mientras hablas al espejo
Que no me recuerdas y que no sabes como puedo ser
En el acto del amor, que no muere nunca, terrible y suave,
Mientras escondes el anillo que robaste al sol para mí,
Mientras me cubre con las flores de la nueva primavera
Y en vano cierras la boca al muchacho de tu corazón
Que susurra a la sombra de mi sombra: “querida, fuiste loca
Y mía y yo todavía soy tuyo”,
Y todo lo que perdimos
Es nuestro premio más grande,

Caja de años consumidos
Y un mundo pasajero.

EL RELOJ SOLAR
Así a lo mejor estaba sentado Pavese
junto a la taza vacía
aquel bochornoso agosto
perdiendo casi en total
la conciencia de la existencia.

Frente a las cafeterías semivacías
no ha pasado cara conocida
y fue –¿sería para alguien?
totalmente inadvertido
pasar al otro lado.

(Calle Tkalciceva)*
*Calle en Zagreb en la Ciudad Alta. (n. de t.)

LAS VENTANAS DEL ALMA Mladen Machiedo

Como pequeños lagos
un poco turbios
en el fondo de cráteres apagados
de los alguna vez incandescentes volcanes
estarán
los ojos.

ESE DÍA Slavko Mihalic


Ese día no dudarás por cuál de las puertas del tranvía entrar.
No hojearás las caras de los paseantes,
ese alegre libro, ni siquiera advertirás
que bajaste. Sólo constatarás que los periódicos
ya están en el bolsillo, que el paraguas está levantado en alto y que
estás solo parado en la plaza. Ese día cuando el sol sea
igualmente gris que todo lo demás; ningún pensamiento loco
se te ocurre frente a la entrada del banco;
sólo pasa de lado de la cafetería porque no
quieres beber nada. Sin ninguna intención paras a la mujer
más habladora, la que te mira con burla y no dice
ni una palabra. Ese día cuando no percibes
al vendedor callejero de lotería. No entras ni a la librería
ni a la pescadería, ni en una vitrina miras
a que pareces ahora. Cuando a ninguna pasajera
la imaginas en la cama. Cruzas la calle
para no encontrarte con un amigo o sólo pasas
a través de él sin ninguna consecuencia para los dos.
Volteas la cabeza para no ver la puerta de tu oficina
y no sientes remordimiento. No te paras para escuchar
al hombre que toca la flauta, ni aquel que grita,
sino vas a la parte de la ciudad donde no hay ni altoparlantes
ni sirenas, sólo por todos lados se levantan monumentos
con nombres descamados. Ese día cuando no deseas
regresar sino te hundes profundamente en el silencio. Cuando
allá te disipas totalmente y ya nadie trata de
encontrarte.

GOTAS Ante Stamac

A Vjeran

¿Y que nos dicen las gotas
al caer a nuestro fondo perdido
mientras las escucho golpear por la ventanilla
en el silencio loco?
Quizá la hueca traducción de la nada
a nuestro escondido corazón
quizá el anuncio de aquella misma figura
de cuya oscuridad corren gotas plateadas

…(Sin Título) Davor Salat

La roca se llama la mano
La mano se hace roca
Porque se nos quebró el laúd
Y no hay quien le ofrezca
Un destino claro a los pájaros
Y la noche tiene un escape:
En el terciopelo endurecido
Soñamos con nosotros mismos
El tiempo nos humilla,
Pule las avaras preguntas

(De “Sin título: Diez poemas en prosa”)

LA TIERRA ME LLAMA Dragutin Tadijanovic

La tierra me llama, la tierra me llama: mi madre.
Abre cordialmente la puerta, negra y enorme,
Y espera que entre en su sencilla recámara,
En su recámara silenciosa y sin sol.

Mi madre me llama: - ¡Ven, acuéstate, duerme!
Te cubriré con un cobertor ligero,
¡Te cubriré con el follaje amarillo, con el follaje marchito!

Los gusanos de la tierra, de mi madre,
Por largo tiempo gozarán de mí:
¡Habrá un rico festín en mi ataúd!

Teje para mí, tierra, teje una blanda alfombra de hierba
Y cúbreme con ella, a mí, cansado,
Cuando sueñe entre los gusanos.
Sobre mí, por siglos, temblará una estrella melancólica

Rastusje, 1 de octubre de 1929, martes

Fuente: Revista “Suma”

1 comentario:

  1. Hermosas poesías, gracias Nancy, por difundir a través de este bello blog cultural, la esencia misma de nuestros antepasados, abrazos

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