1 de mayo de 2012

Qué fue del jugador de Croacia Zvonimir Boban?



¿Quién era?: Un centrocampista croata de los 90.

¿Por qué se le recuerda?: Por formar parte del gran Milan de mediados de la pasada década, que se proclamó campeón de Europa y de la selección croata que consiguió el tercer puesto en el Mundial de Francia en 1998. En último término, en España lo recordarán mejor los hinchas del Celta de Vigo, que
disfrutaron de su juego en la temporada 2001-2002.

¿Qué fue de él?: Boban se retiró en el Celta en 2002. Este fino centrocampista ha demostrado, además, que ser deportista no es opuesto a los estudios, pues apenas se retiro, se licenció en Historia en la Universidad de Zagreb, en su país. Ahora se dedica al periodismo deportivo. Es uno de los directivos de Sportske Novosti, un diario deportivo croata. Además, es comentarista para la televisión RTL Televizija de su país, y colabora con Sky Italia y es columnista del prestiogisísimo diario deportivo italiano La Gazzetta dello Sport. Además, tiene un bar con su nombre en Zagreb.

¿Sabías qué…?: Zvonimir Boban es conocido por ser un orgulloso nacionalista croata. Ha dicho públicamente que su país es lo que más ama y que moriría por él.
*Su reputación como patriota comenzó en un día muy importante para la historia reciente de los Balcanes, y todo se inició en un campo de fútbol. Era mayo de 1990, Yugoslavia todavía existía. Jugaban en Zagreb el mejor equipo de Croacia, el Dínamo (el equipo de Boban), contra el mejor equipor de Serbia, el Estrella Roja. La beligerancia se estaba fraguando ya que, pocos días antes del encuentro, el nacionalista y gran opositor de Slobodan Milosevic, Franjo Tudjman, había ganado las primeras elecciones libres de la república en Croacia. La cosa se preveía calentita porque, además, el tristemente famoso líder paramilitar y ultranacionalista serbio Zeljko Raznatovic, alias Arkan, anunció que iba a ir al partido con los ultras del Estrella Roja, los Delije (Héroes). A pesar de que ya en las calles de Zagreb hubo enfrentamientos entre ambas aficiones, lo peor se montó en el estadio.
Los ultras serbios, ante la impasibilidad de la policía, se lanzaron al ataque de los ultras croatas.
Éstos decidieron invadir el campo, y la policía antidisturbios contraatacó. A todo esto, los futbolistas del Estrella Roja estaban encerrados en el vestuario, pero los del Dínamo de Zagreb se quedaron en el terreno de juego. Y fue entonces cuando Zvonimir Boban, capitán del Dínamo, salió en defensa de un hincha croata que estaba siendo golpeado por un policía, y agredió al agente con una patada voladora. Justo después, los hinchas del Dínamo salieron en su defensa. Desde ese momento, Boban fue considerado como un héroe nacional croata, idea que él reforzaría afirmando: “Ahí estaba yo, una cara pública preparada para arriesgar mi vida, mi carrera, todo lo que la fama puede comprar, todo por un ideal, por una causa: la causa croata”.
*Ese partido significó el final de la liga yugoslava. Y de manera no oficial, fue el comienzo de la guerra de la independencia croata.
*El suceso le costó una suspensión de seis meses por parte de la Federación Yugoslava.
*Con el tiempo se supo que el agente agredido era un bosnio musulmán, que públicamente perdonó a Boban.
*A pesar de que llegó a jugar ocho partidos con la selección yugoslava, en cuanto se formó la croata se enroló en ella. De hecho, debutó en el segundo partido de la historia de Croacia, antes incluso de que el país fuera plenamente independiente.
*El mismo día de su debut con Croacia, lo hicieron otros dos ilustres de nuestra liga, Davor Suker y Robert Jarni.
*Sólo jugó cuatro partidos en el Celta.
*Ganó con Yugoslavia el Mundial Juvenil del 87. En ese equipo estaban también Suker, Jarni, Prosinecki y Mijatovic.

Biografía: Zvonimir Boban nació el 8 de octubre de 1968 en Imotski, Croacia. Empezó su carrera en el Dínamo de Zagreb, en 1985. En 1991, justo cuando todo se lió en su país, emigró a Italia para jugar en el Bari. Al año siguiente fichó por el Milan, donde permaneció diez años. Su última temporada la pasó cedido en el Celta de Vigo. En su palmarés destacan el ya citado Mundial juvenil, cuatro ligas italianas, tres Supercopas italianas, una Liga de Campeones y una Supercopa de Europa con el Milan y el tercer puesto del Mundial de Francia con Croacia. Por cierto, con su selección jugó 51 partidos y metió 12 goles.

Fuente: 20minutos.es

Entrevista de SPORT.es
Habla como jugaba. Directo y visceral. Sangre balcánica. .
¿Está casado?
Sí. Tengo una mujer y cinco hijos. Pero es más difícil una mujer que cinco hijos. (Rompe a carcajadas).
Le habrá salido alguno futbolista...
Bueno. Cuatro de ellos son adoptados, de origen croata. Solo el último, que es una niña, es hija biológica y no parece tener muchas ganas de jugar a fútbol (risas).
Tengo entendido que estudió historia e incluso ha dado clases?
Sí. Tengo un máster de magisterio y ahora estoy sacándome el doctorado de literatura comparada universal.
No es habitual entre futbolistas
Cuando eres futbolista, eres futbolista. No naces filósofo o historiador. Conocer la historia te da una visión diferente de lo que está pasando. Es algo que me ha dado mucho en el sentido de crecer como persona.
¿Cómo es Boban en la intimidad?
Dicen que soy muy duro pero no lo sé. (Risas). Tendrías que preguntárselo a los que me conocen.
¿Qué me diría su mujer?
Te diría que soy testarudo. Cuando tengo una cosa en la cabeza, no paro hasta conseguirla. La gente dice muchas cosas, pero lo importante es quién lo dice y por qué.
Cuénteme una imagen de infancia
Mi hermano y yo peleando para ver quién ganaba al fútbol. Yo era un potrillo jugando delante de mi pequeña casa de barrio.
¿Cómo era su familia?
Más pobre que de clase media pero no pasábamos hambre. Mi padre tenía una pequeña tienda de zapatos. Había el comunismo, ¿sabes? Y a veces traficaba para que no nos faltara nada, pero no eran cosas feas. Solo zapatos. (Risas).
¿Creía en el comunismo?
No. Cuando vives un régimen es lógico que la inteligencia de una persona vaya en la otra dirección. Toda la gente que quería ser libre, aunque fuera de izquierdas o derechas, no podía aceptar el horror.
¿Qué tiene el ADN de los balcánicos para ser tan competitivos?
(Piensa). Tenemos mucho talento, pasión y responsabilidad hacia nuestra pequeña nación. Tenemos un talento y una genética predispuesta para el deporte.
Usted formó parte de la Yugoslavia que ganó el Mundial sub 20 de Chile en 1987 ¿Cómo lo recuerda?
Tengo recuerdos lindísimos que se quedarán siempre conmigo. Éramos un grupo de amigos y había grandes jugadores como Prosinecki, Mijatovic, Savicevic, Suker...
Entonces defendía los colores de Yugoslavia
Sí. Jugué con gran honestidad, respetando el equipo. Pero Yugoslavia nunca podía ser lo que mi corazón croata. Lo di todo por mis compañeros. No por Yugoslavia.
A Petrovic le ocurrió mismo...
Drazen fue mi ídolo y mi amigo. Jugábamos a cartas, salíamos juntos. Teníamos muy buena relación.
Usted dio una patada a un policía yugoslavo en mayo de 1990 durante un Dinamo-Estrella Roja ¿Lo volvería a hacer?
Absolutamente sí. Pero yo no fui el único. Era el capitán del Dinamo y eso hizo que se hablara demasiado del tema. Otros jóvenes idealistas también lo hicieron.
¿Lo hizo por idealismo?
Por idealismo. Y porque la policía maltrató a nuestros aficionados. Los Delije (los hooligans del Estrella Roja) estaban destruyendo el estadio y prácticamente no hicieron nada. Entonces vi a un policía golpear un chico joven y la reacción fue la que fue. Y muy orgulloso.
¿Aún se siente un soldado croata?
No me siento un soldado croata ni un héroe, sino como una persona normal, con dignidad. Los héroes llegaron con la guerra. Nosotros solo fuimos rebeldes.
¿Por qué fue tan importante la causa croata para usted?
Porque queríamos la libertad de tener nuestro estado. Porque una persona tiene que poder expresarse con libertad. Con la democracia llegó todo esto y tenemos la suerte de que ahora la relación entre Serbia y Croacia es cada vez mejor.
Un buen ejemplo es su relación con Savicevic
¡Ma, no, non vuole parlare di politica! (Sube el tono). Mira, tú eres joven y no entiendes muchas cosas. Savicevic fue y será siempre mi amigo y mi hermano, pero lo que han vivido nuestros pueblos es algo diferente. Si yo, como persona, no puedo separar estos dos aspectos, entonces no tengo valores humanos.
¿Cómo se ve en diez años?
Espero que mejor que ahora (risas). Mi obsesión es ser mejor persona cada día. Esa es mi filosofía

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