1 de julio de 2012

Juan Arapovic, hijo de David Bukvic capitán del ejército de Croacia, nos habla de su libro Felizmentica, un método para ser feliz utilizando la mente.


Hoy tuvimos la enorme alegría de contactarnos con el Sr. Juan Arapovic, orgulloso descendiente de croatas, quién escribio un libro que gentilmente nos ha regalado denominado FELIZMENTICA. Para más información sobre el libro y como obtenerlo, les recomendamos que miren su página www.felizmentica.com/

Mientras tanto, reproducimos una nota de prensa, para que podamos ir conociendo mas de su maravilloso
libro y de su ascendencia croata.

Felizméntica: Un novedoso, fácil y eficaz método para ser feliz 




De un tiempo a esta parte está circulando en internet un libro con el llamativo y curioso título de FELIZMENTICA. Su autor es Juan Arapovic Doko, profesor de Filosofía y Religión, con estudios de especialización en Mercadotecnia y Ventas en la Universidad del Pacífico y en ESAN. Ha participado en diferentes cursos y talleres de desarrollo personal como Insight, Reiki, Yoga, Dianètica, Control Mental y Análisis Transaccional. Actualmente se desempeña como consultor y profesor universitario de Investigación de Marketing y como facilitador de talleres de FELIZMENTICA

Sr. Arapovic, ¿qué significa FELIZMENTICA?
FELIZMENTICA es una palabra nueva que significa método para ser feliz utilizando la mente.

¿Cómo así se le ocurrió escribir este libro?
En el año 2000 tuve un golpe emocional muy fuerte: mi esposa y yo nos separamos después de casi 20 años de matrimonio. Meses después sufrí otro golpe no sólo emocional sino también económico. Mi empresa Metrum quebró. Para paliar en algo mi dolor y para reconstruir mi vida empecé a asistir a talleres y cursos de desarrollo personal donde aprendí que la felicidad estaba dentro de mí y que tenía que buscarla allí, sin embargo, como no lograba que fuera parte habitual y permanente de mi vida, decidí investigar cómo se originan y cómo llegan a nuestro cuerpo las diferentes emociones que experimentamos. Es así que hace dos años, encontré algo que cambió completamente mi vida y que fue la respuesta de lo que estaba buscando. Me topé con algo extraño llamado neuroplasticidad del cerebro. Ese fue mi Eureka!! Fue en ese momento que se me ocurrió diseñar un método para ser feliz al que llamé FELIZMENTICA y luego decidí compartirlo mediante este libro.

Dígame, Sr. Arapovic, ¿y qué es eso de la neuroplasticidad del cerebro?
La neuroplasticidad del cerebro significa que nosotros podemos moldear nuestro cerebro de acuerdo a los pensamientos que decidimos tener. La neuroplasticidad del cerebro es uno de los más recientes y más importantes descubrimientos de los neurólogos, que explica cómo se producen las emociones en nuestro cuerpo. Prestigiosos científicos de diferentes países, como el Dr. Richard Davidson, director del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos de Norteamérica, han comprobado que cuando nuestra mente está enfocada en lo positivo se activan las neuronas del lóbulo prefrontal izquierdo de nuestro cerebro produciendo una hormona llamada serotonina, que al expandirse por nuestra corriente sanguínea, nos produce una sensación de bienestar y de felicidad. Por el contrario, cuando nuestra mente está enfocada en lo negativo, se activan las neuronas del lóbulo prefrontal derecho de nuestro cerebro produciéndonos una sensación de malestar y de infelicidad. Así de simple. Ciencia pura.

Quiere decir entonces que su método está basado en la ciencia. Y ¿qué hay con la religión, la metafísica y las diferentes corrientes espirituales que señalan sus propios caminos hacia la felicidad?
Mi método está basado exclusivamente en la ciencia y, como se lo dije, específicamente en la neuroplasticidad del cerebro. Sin embargo, si alguien cree en Dios, o es seguidor de alguna corriente metafísica o espiritual puede potenciar significativamente el resultado y la consolidación de su felicidad.

¿En qué se basa usted para afirmar que su método es eficaz? ¿Quiere decir que nunca falla?
Mi método es eficaz porque está basado en la ciencia y específicamente en la neuroplasticidad del cerebro. Yo lo he venido usando en los últimos dos años y le puedo asegurar que realmente funciona. Desde que he empezado a usar la FELIZMÈNTICA mi vida ha cambiado y me considero un hombre feliz.

¿Y por qué afirma usted que su método es fácil de usar?
Porque lo único que tenemos que hacer es utilizar nuestra mente, enfocándola constantemente en lo positivo y descargándola de lo negativo. Y esto lo podemos hacer en cada momento de nuestra vida porque nuestra mente la tenemos siempre con nosotros.

¿Y cuál es el truco de su método para que funcione?
El truco es hacer que nuestro lóbulo prefrontal izquierdo llegue a ser más fuerte y desarrollado que nuestro lóbulo prefrontal derecho. De esta forma obtendremos una sensación permanente y automática de bienestar y felicidad. Garantizado.

¿Y cómo podemos hacer más fuerte a nuestro lóbulo prefrontal izquierdo?
Cargando constantemente nuestra mente con pensamientos y emociones positivas y descargándola de pensamientos y emociones negativas.

¿Qué recomendación especial haría con respecto a su método?
La FELIZMÈNTICA no es un libro para lectura sino un libro para la acción. El que realmente quiera conseguir la felicidad mediante este método debe comprometerse consigo mismo a practicarlo todos los días hasta convertirlo en un hábito, de lo contrario no va a funcionar.

¿A quiénes está dirigido el libro?
A todas las personas que quieran ser más felices, pero sobre todo a aquellos que se sienten decaídos, tristes, abatidos o insatisfechos consigo mismo.

Realmente muy interesante. ¿Algo más que quisiera añadir?
Una precisión muy importante. No es mi intención sustituir la labor de los sicólogos, siquiatras, neurólogos, médicos y demás profesionales del bienestar, de la salud y del desarrollo personal. Yo soy un profesional en investigación de marketing, un profesor universitario y una persona curiosa y buscadora de nuevas opciones en la vida. He diseñado un método para proporcionarme felicidad basado en un hecho científicamente comprobado como es la neuroplasticidad del cerebro. Este método a mí me está dando buenos resultados y lo que he hecho con este libro es compartirlo con todo aquel que libremente quiera usarlo para ser más feliz.

Finalmente, Sr Arapovic, algo muy importante para nuestro público. ¿Dónde pueden adquirir su libro? 
Lo estoy ofreciendo exclusivamente en formato PDF y lo pueden adquirir entrando a mi pág. Web: www.felizmentica.com.

La historia de Juan Apapovic, contada por el mismo.


Soy Juan Zeljko Arapovic Doko. Tengo 66 años. Vivo en Lima, Perú. Soy profesor de Filosofía y Religión, título obtenido en la Escuela Normal Superior Salesiana de Chosica, Perú. Tengo estudios de especialización en Mercadotecnia y Ventas en la Universidad del Pacífico y en ESAN. Actualmente me desempeño como consultor y profesor universitario de Investigación de Marketing.

Durante los últimos años he tenido ocasión de participar en diferentes talleres y cursos de desarrollo y crecimiento personal. He hecho Insight 1 e Insigth 2. He completado los niveles 1 y 2 de Reiki. Participé en talleres de Yoga. He tenido sesiones de meditación budista. Participé en talleres de Dianética, utilizando la técnica de Auditación. He completado un taller de Afirmaciones y Decretos. He seguido el curso de Control Mental del Método Silva. He leído el libro, visto el video y participado de un taller sobre El Secreto. He cursado los módulos 100 y 200 de Análisis Transaccional y sus respectivos talleres.

Nací en la víspera de la Navidad de 1945, de padres croatas, en un campo de refugiados de guerra en la ciudad de Fermo, Italia. Mi padre David Bukvic no pudo estar en mi nacimiento porque había dado su vida para que mi madre Ljubica Doko y yo, que aun me encontraba en su vientre, pudiéramos escapar de Yugoslavia. Mi padre era capitán del ejército croata y, como recién casado, tenía la opción de acompañar a mi madre, pero él eligió permanecer con sus compañeros de armas para proteger la retirada de la población civil. Y sí, logró su objetivo de proteger la retirada de un numeroso grupo de niños, mujeres y hombres croatas, pero él no lo logró. Lo asesinaron las huestes de Tito antes de que pudiera cruzar la frontera con Austria. Literalmente dio su propia vida para que mi madre y yo pudiéramos vivir. Mi padre David es y será siempre mi héroe. Mi madre, mujer preciosa, dulce, tierna, cariñosa y generosa, guardó siempre en su corazón un sitio muy especial para él. En ocasiones, abrazándomeprotectoramente y con una mirada profunda y melancólica me aseguraba que yo me parecía mucho a él. Así pues, mi llegada a este mundo estuvo rodeada de una extraña mezcla de felicidad y de infelicidad.

Después de permanecer dos años en el campo de refugiados, un grupo de más de 500 croatas dejamos Italia y llegamos al Perú, después de un viaje de 28 días en el barco norteamericano General Blake. Ilija Arapovic, mi padre por adopción, había sido contratado como administrador de la hacienda de los Talleri en Huancayo, una ciudad en los andes centrales peruanos. Allí, en el campo, viví desde los dos hasta los doce años. Estudié inicial en un colegio rural y luego la primaria en el Colegio Salesiano de Huancayo. En esa ciudad nacieron mi hermana Mitzi y mi hermano Ante. Durante esos años de niñez sentí constantemente presente esa mezcla extraña de felicidad y de infelicidad. Por un lado, compartía la felicidad de disfrutar de las alegrías de la vida en familia y, por otro lado, también compartía la tristeza de estar lejos de la patria croata y de los seres queridos que mis padres dejaron allá. De igual manera, en mis relaciones con mis amigos tanto del campo como de la ciudad y con mis compañeros de colegio, compartía, por un lado, la felicidad de relacionarme con ellos y, por otro lado, la tristeza y rabia de sentirme, en ocasiones, excluido porque me consideraban diferente. Para ellos yo era el ¨gringo machichi rasca tu chichi¨. De nuevo, esa extraña mezcla de felicidad e infelicidad se hacía presente ahora en el encuentro y convivencia de lo andino con lo croata. Del mundo andino aprendí a valorar y a amar a la tierra, aprendí a observar y a esperar pacientemente, aprendí que todos los animales y todas las cosas son bellos y también aprendí a disfrutar del silencio.

Mi padre adoptivo Ilija, se esmeró en darnos a mí y a mis hermanos una buena educación pero, como provenía de una cultura europea rígida y autoritaria y, además, como había sido militar, era muy estricto y muy duro y pocas veces nos mostraba su cariño. Más bien lo que nos mostraba constantemente era la shipka (el látigo), que tenía su sitial muy especial en la casa, estaba siempre a la vista, vigilaba todo lo que hacíamos y actuaba eficazmente sobre nuestros cuerpos. Ilija, sin darse cuenta y sin mala intención, sistemáticamente fue coartando mis emociones auténticas y el desarrollo libre de mi personalidad, porque para él lo correcto y lo más importante era ser disciplinado y trabajador para triunfar en la vida. Esa situación me llevó a una dependencia hacia él basada en el temor y no en el amor. Mi madre Ljubica, en contraparte, me brindaba constantemente su ljubav (amor), su ternura, su comprensión, su protección y, en ocasiones, su complicidad. Como consecuencia, durante toda mi infancia y niñez estuvo también presente esa extraña mezcla de felicidad e infelicidad.

De los 12 a los 24 años estuve en el Seminario Salesiano porque había decidido ser sacerdote. Allí recibí una muy buena formación académica y religiosa impregnada de los valores cristianos. Gran parte de lo que soy se lo debo a la Congregación Salesiana. Me enseñaron a vivir y a trabajar con alegría a imitación de Don Bosco, su fundador. Quiero agradecer a todos los que fueron mis educadores y de un modo especial al padre Carlos Cordero, al P. Guillermo Colombi, al obispo jubiloso José Ramón Gurruchaga, al P. Giovanni Peruchi, al P. Eugenio Pennati, al P. Edmundo Pyzs, al P. Angel Santisteban, al P. Ennio Leonardi, a Ramón León, a Manuel Arenas y a Humberto Olivera. Y sí, debo reconocer que durante mis años en la Congregación Salesiana viví muchísimos momentos de alegría y de felicidad. Sin embargo, esa prédica de vivir en alegría estaba, para mí, en claro conflicto con el enfoque de priorizar el alma sobre el cuerpo, hasta el punto de llegar a martirizarlo para purificar el alma. Tal situación y, consecuentemente, el enfoque de que en esta tierra estamos para sufrir porque la verdadera felicidad estará en el cielo, volvieron a generar en mí esa extraña mezcla de felicidad y de infelicidad. Además, la educación basada obsesivamente en la imitación de los santos, en vez de potenciarme y valorarme a mí como persona, terminó generándome una baja autoestima y una insatisfacción con mi propia vida. Consecuentemente, esa extraña mezcla de felicidad y de infelicidad se fue inclinando con el tiempo más hacia el lado de la infelicidad. Como resultado de toda esa situación, decidí retirarme de la Congregación Salesiana. Al igual que yo, decidieron también salir la gran mayoría de mis compañeros. De los 25 que éramos en mi promoción, sólo 3 continuaron y se ordenaron como sacerdotes. Algo similar sucedió con las demás promociones. Era el año 1970 y los tiempos del Concilio Vaticano II que provocó cambios radicales en la Iglesia y por supuesto también en la Congregación Salesiana. Fue un tsunami para el que no estuvieron preparadas ni las personas ni las instituciones. Pocos fueron los sobrevivientes. Sin embargo, la formación recibida de los salesianos y los años que pasé junto a mis compañeros me dejaron un sello indeleble de una amistad diferente y muy especial que nos convirtió en amigos del alma, amigos para siempre.

Ya de vuelta en el mundo y después de un buen tiempo de indecisión y de adaptación, Jorge Brescia, ex sacerdote salesiano y gran amigo, me consiguió un puesto como asistente de cuentas en la Agencia de Publicidad Vigo, del cubano Peter Vidaurreta. Fue mi primer trabajo y me gustó tanto el hecho de hurgar y descubrir todo lo relacionado con el marketing y más específicamente con la investigación de marketing, que decidí capacitarme en la materia. Para ello estudié Mercadotecnia y Ventas en la Universidad del Pacífico y más tarde en ESAN, una prestigiosa Escuela de Negocios que ahora es Universidad. Después de trabajar un tiempo como vendedor, luego como Gerente de Marketing y Programación del Canal 7 de TV y finalmente de ser accionista de Cadmus Publicidad, decidí fundar mi propia empresa de investigación de marketing a la que llamé Métrum S.A. que funcionó con gran éxito durante 12 años posicionándose como la de tecnología más avanzada en el país. En un determinado momento de todo ese quehacer laboral y profesional me enamoré de Lily Amat y León, una bella y gran mujer, me casé con ella y tuvimos tres maravillosos y grandiosos hijos: Ivan, Mirko y Daniel con los que vivimos tiempos muy felices. Yo me siento muy orgulloso de cada uno de ellos y muy feliz de ser su padre.

Debo reconocer que disfruté mucho viviendo con mi familia y manejando mi exitosa empresa. Sin embargo, dado que me enfoqué principalmente en que mi familia tuviera más y mayores comodidades económicas y en que mi empresa generara cada vez más y más dinero, se hizo presente nuevamente en mi vida esa extraña mezcla de felicidad y de infelicidad. Lograba buenos contratos para mi empresa que me hacían feliz en ese momento, pero luego buscaba otro contrato más grande y luego otro y así sucesivamente. Eso me producía una sensación de felicidad inicial pero que siempre, indefectiblemente, finalizaba en angustia. Igual me pasaba al interior de mi familia ya que me enfocaba en tener más y más cosas que me hacían feliz por un determinado tiempo pero que, luego, me volvían a la sensación de angustia inicial. Era como un círculo vicioso de felicidad e infelicidad. Estaba viviendo en carne propia lo que los sicólogos denominan saturación hedónica.

Al inicio del nuevo milenio, experimenté un gran dolor y un fuerte desgarro emocional: Lily y yo, después de casi 20 años de matrimonio, nos separamos.

Pocos meses después experimenté otro golpe, esta vez además de emocional, también económico. Mi empresa quebró y tuve que cerrarla. Las deudas contraídas me obligaron a vender mi casa cerca a la playa y a vivir con mis hijos en un departamento rentado. Era como si todas las plagas y males de este mundo hubieran caído sobre mí. Una sensación de impotencia se había instalado en mi vida y me sofocaba constantemente. Esa extraña mezcla de felicidad e infelicidad se había inclinado ostensiblemente hacia la infelicidad.

Durante los primeros tiempos de esta situación, que fueron los más difíciles, mi querida amiga Carmela Hernández me acompañó y me sostuvo con su cariño y sus consejos y me presentó a la sicoterapeuta Matilde Ureta de Caplanski, con quien estuve en terapia durante varios meses. Posteriormente, Elena María Delgado, una amiga que conocía mi situación, me invitó a participar en Insight, un taller de crecimiento personal que me sirvió muchísimo para empezar a enrumbar mi vida. En ese taller conocí a Mónica Brockett quien se convirtió en mi compañera de ruta durante los siguientes años. Con ella empecé a frecuentar y a participar en diferentes talleres de crecimiento personal que me ayudaron a reencontrarme a mí mismo, a creer nuevamente en mí y en los demás, a creer y a disfrutar otra vez de la vida. En este camino me ayudó también mucho Ana Céspedes, del grupo de padres de familia del Colegio La Casa de Cartón donde estudiaron nuestros hijos, con quien participé en varios talleres. De igual forma, las enseñanzas del siquiatra, maestro y amigo Rafael Junchaya en los talleres y terapias de Análisis Transaccional me dieron mayor luz y potenciaron muchísimo mi crecimiento personal. Así, de esta manera, aprendí algo nuevo muy importante: que la felicidad no la debía buscar en las cosas externas, como lo había hecho durante toda mi vida, sino que primero debía encontrarla dentro de mí y luego expandirla en mi entorno. Aprendí que mi felicidad no dependía de los demás ni de quien estuviera a mi lado, sino que dependía exclusivamente de mí. Finalmente, después de un tiempo de andar por este nuevo camino, esa mezcla extraña de felicidad e infelicidad se estaba inclinando hacia la felicidad.

Si bien ya había aprendido que podía generar mi felicidad utilizando mi mente, sin embargo, como no lograba todavía que fuera parte habitual y permanente de mi vida, decidí investigar cómo se originan y cómo llegan a nuestro cuerpo las diferentes emociones que experimentamos. Es así que un buen día, encontré algo que cambió completamente mi vida y que fue la respuesta de lo que estaba buscando. Me topé con algo extraño llamado neuroplasticidad del cerebro. Los científicos habían descubierto que el origen de la sensación de felicidad o infelicidad está en lo que llamaron neuroplasticidad o neuromodelación del cerebro. Eso significa que las personas tenemos la capacidad de modificar nuestro cerebro de acuerdo a los pensamientos que elegimos tener. Ese fue mi Eureka. De ahí a elaborar un método que me sirviera para auto generarme mi propia felicidad fue sólo un paso. Luego, la práctica del mismo y algunos ajustes finales derivaron en lo que es ahora la felizméntica, un método fácil y eficaz para conseguir la felicidad utilizando la mente.

Por otro lado, al mismo tiempo que iba descubriendo todo lo anterior, la relación amical que tenía con Elisabeth (Sissi) Acha, hermosa, seductora, descollante e inteligente mujer, del grupo de padres de familia del colegio de mis hijos, fue derivando en lo que es ahora, mi nuevo y delicioso amor, con quien comparto mi felicidad. Sissi, con su acuciosa y atinada inteligencia, me ayudó a precisar y a presentar mejor algunos aspectos de este libro.

Así pues, llegado a este punto, finalmente puedo afirmar que esa mezcla extraña de felicidad e infelicidad presente durante buena parte de mi vida se ha inclinado de manera definitiva hacia la felicidad. Ahora, por fin, puedo afirmar que soy un hombre feliz y que disfruto de cada momento de mi vida. Disfruto de mi mismo y de lo que soy. Disfruto de la vida en familia con mis hijos. Disfruto en mi relación con Sissi. Disfruto en mi relación con mis amigos adesianos. Disfruto en mi relación con mis amigas y amigos del Colegio La Casa de Cartón. Disfruto en mi relación con mis demás amigas y amigos. Disfruto en mi relación de profesor con mis colegas y con mis alumnas y alumnos de la universidad. Disfruto en mi trabajo como consultor en Investigación de Marketing.

Por otro lado, la gran facilidad de aplicación del método y los resultados beneficiosos que yo estaba obteniendo, me llevaron a la conclusión de que si estaba funcionando para mí, podía también funcionar para otras muchas personas en el mundo que andan buscando la felicidad. Es así como decidí escribir este libro para compartir el método de la felizméntica con todo aquel que quiera ser feliz. Por eso, ahora último, disfruto dedicándome a hacer conocer lafelizméntica.

Una precisión final muy importante. No es mi intención sustituir la labor de los sicólogos, siquiatras, neurólogos, médicos y demás profesionales del bienestar, de la salud y del desarrollo personal. Yo soy un profesional en investigación de marketing, un profesor universitario y una persona curiosa y buscadora de nuevas opciones en la vida. He diseñado un método para proporcionarme felicidad basado en un hecho científicamente comprobado como es la neuroplasticidad del cerebro. Este método a mí me da buenos resultados y lo que he hecho con este libro es compartirlo con todo aquel que libremente quiera usarlo para ser más feliz.

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